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Información con Relevancia Prudencial 2018
Anexos
hipotéticos hechos adversos (internos o externos) que
afecten negativamente a la capacidad de la entidad
de lograr sus objetivos y, como consecuencia de ello,
afecten negativamente a sus beneficios (cuenta de
resultados) y por esta vía, a su solvencia.
El Marco de Tolerancia al Riesgo aprobado por el
Consejo de Administración establece como prioridad
para la gestión de este riesgo, la búsqueda de la
estabilidad de los ingresos a largo plazo. Este es el
principio que debe regir las relaciones con los clientes,
entre ellas, las relaciones contractuales.
La valoración del riesgo no se centra únicamente
en los elementos que pueden ocasionar el que una
determinada estrategia no tenga éxito, sino que
también analiza aquellos que puedan afectar su
posicionamiento y desempeño a largo plazo.
Todos estos riesgos son tenidos en cuenta a la hora
fijar la estrategia de la entidad por parte del Consejo
de Administración enfocado a los elementos de
competencia y estructurales de los mercados que
puedan influir en la posición competitiva y la base
de clientes, afectando por esa vía al valor de la
compañía.
Los ejes sobre los que se aborda este riesgo, que
tienen un carácter cualitativo, que puede tardar en
manifestarse y para el cual no es válido un enfoque
exclusivamente cuantitativo, son los siguientes:
•
Un marco de seguimiento continuo de los mercados
en los que se desenvuelve la entidad, desde
distintos puntos de vista (económico, regulatorio,
de competencia, negocios en riesgo, etcétera).
•
El seguimiento a distintos niveles de la evolución de
los negocios y el contraste de dichos resultados con
los supuestos de la planificación estratégica.
•
La diversificación por tipo de negocio y por cliente.
•
Mantenimiento de una estructura de resultados
estables y recurrentes. Además, que a nivel de los
negocios individuales y de forma conjunta para la
entidad, la rentabilidad de los negocios sea, a lo
largo del tiempo, predecible, suficiente y en línea
con los presupuestos del plan estratégico.
•
Especialización en negocios donde el establecimiento
de relaciones estables a largo plazo con los clientes
sea un elemento clave.
•
Gestión de la relación con los clientes transparente y
transversal, con interlocución a distintos niveles de la
entidad, para reducir el riesgo de “personas clave”.
La valoración del riesgo no se centra únicamente
en los elementos que pueden ocasionar el que una
determinada estrategia no tenga éxito, sino que
también analiza aquellos que puedan afectar su
posicionamiento y desempeño a largo plazo.
El esquema de seguimiento establecido se establece en
tres niveles:
•
Las unidades con responsabilidades de negocio son
las encargadas del seguimiento de los objetivos
recogidos en el Plan Estratégico y de informar de
cualquier aspecto o contingencia que pudiera poner
en riesgo la consecución de los mismos.
•
La Alta Dirección controla la evolución de las líneas de
negocio, los niveles de concentración y la distribución
de los ingresos, la evaluación de los riesgos que
pudieran impedir alcanzar los objetivos estratégicos y
la volatilidad de la cuenta de resultados.
También es responsable de tomar las medidas
de mitigación que pudieran requerirse, así como
identificar cuáles son los elementos y escenarios
que podrían poner en peligro la obtención de los
objetivos específicos de cada línea de negocio.
•
El Consejo, con el apoyo del Comité de Riesgos,
recibe información sobre el cumplimiento del Plan
Estratégico, como pieza fundamental que determina
la orientación del negocio de la entidad y de los
objetivos de cada una de las líneas de negocio.
El seguimiento realizado está orientado a identificar,
de forma temprana, el potencial deterioro que puedan
ocasionar cambios en el entorno competitivo, que
ponga en riesgo los resultados y que requiera la revisión
de la estrategia de la entidad. También se evalúa la
percepción de la marca y la calidad de los servicios
prestados, en la medida que estos puedan afectar las
decisiones de los clientes.
A|A.I